Zidane se movía con la armonía de un solo ser con el balón. Cada gesto suyo era pura maestría y sofisticación técnica, él orquestaba el juego con fuego interior. Sus pases eran de una perfección pasmosa, como https://woodyvxdk133229.bleepblogs.com/38912701/por-qué-zidane-le-dio-un-cabezazo-a-materazzi